EL MUSEO DE NAVARRA RECUERDA LA OBRA DEL PINTOR JULIO
MARTÍN-CARO CON UN CONCIERTO DE MÚSICA
CONTEMPORÁNEA
“MÚSICA VISIBLE/Musika IKUSgai. HOMENAJE A JULIO
MARTÍN-CARO (1933-1968)” es el título del concierto
de música de cámara en el que se estrenan cinco obras
de autores navarros inspiradas en obras que exhibe el
Museo de Navarra, con la participación de alumnos y
profesores del Conservatorio Superior de Navarra.
Este 2103 se cumplen cuarenta y cinco años del
fallecimiento...(+)
EL MUSEO DE NAVARRA RECUERDA LA OBRA DEL PINTOR JULIO
MARTÍN-CARO CON UN CONCIERTO DE MÚSICA
CONTEMPORÁNEA
“MÚSICA VISIBLE/Musika IKUSgai. HOMENAJE A JULIO
MARTÍN-CARO (1933-1968)” es el título del concierto
de música de cámara en el que se estrenan cinco obras
de autores navarros inspiradas en obras que exhibe el
Museo de Navarra, con la participación de alumnos y
profesores del Conservatorio Superior de Navarra.
Este 2103 se cumplen cuarenta y cinco años del
fallecimiento de Julio Martín-Caro y a través de este
concierto el Museo de Navarra ha colaborado con la
iniciativa de trece músicos para difundir y dar a
conocer un poco mejor el legado del pintor. Se trata de
un proyecto de difusión cultural sin ánimo de lucro
en el que un conjunto de obras compuestas por Ignacio
Fernández Galindo y Urtzi Iraizoz serán donadas a la
biblioteca del Museo de Navarra, a la familia del
artista y a cualquier interesado en su estudio e
interpretación posterior.
JULIO MARTÍN-CARO SOTO (Pamplona, 1933 - Madrid, 1968)
Pintor navarro clasificado dentro de la Nueva
Figuración española que, a principios de 1960, supuso
una reacción ante el Informalismo. Trabajó paisajes,
retratos y naturalezas inertes y sobre todo la figura
humana dolorosamente plasmada. Contemporáneo de Saura,
Barjola, Vento, Fraile, etc. se sitúa como ellos en el
arte de vanguardia con un Expresionismo al que se
entrega sobre todo en los diez últimos años de su
vida, truncada prematuramente por una vasculopatía que
condiciona dolorosamente su existencia. De familia de
comerciantes toreros y músicos, mitad castellana y
mitad navarra, tuvo una inclinación apasionada por la
música y la literatura. Su autor preferido era Kafka.
En 1953 dejó sus estudios de ingeniería para ingresar
en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando (Madrid),
donde fue alumno, entre otros, de Pancho Cossío y
Carlos Pascual de Lara, con quien colaboró en las
pinturas murales del Teatro Real. Asiduo visitante del
Museo del Prado, estudió con detenimiento al Greco, a
Zurbarán y a Goya, cuya serie negra le impacto
poderosamente. Le atrajo el Postimpresionismo, con
influencia de la expresión cromática de Van Gogh y
la simplificación de volúmenes y planos Cézanne, se
interesó también por la pintura descarnada de
Gutiérrez Solana.
En 1959 obtuvo una beca extraordinaria de la
Institución Príncipe de Viana para ampliar estudios
de pintura al fresco en la Escuela de Bellas Artes de
Venecia cuyo director y célebre muralista Bruno
Saetti, le propuso como adjunto de su cátedra. La
relación con Saetti fue trascendental pues por un lado
profundizó en las técnicas de pintura mural que
harían ganar expresividad a su obra y por otro el
fuerte patetismo del maestro -que deformaba la figura
hasta rozar el arte abstracto- le inclinó aún más al
expresionismo, que en esos años venían impulsando
artistas como Bacon, Dubuffet y De Kooning cuya obra
había admirado en Londres y París.
El expresionismo de Martín-Caro buscaba la sugestión
escultórica de la figura en el espacio, de ahí que
también se le considere dentro del Espacialismo,
según el cual la forma debe proyectarse en el espacio
tanto como éste dentro de aquélla.
Los viajes le sirvieron para inspirar su obra y
realizar profundos estudios: la pintura renacentista en
Italia, de la de Brueghel el Viejo en Viena, donde
convivió con Antonio Baciero, las últimas vanguardias
en Londres y París. También le sirvieron para darse a
conocer en Europa y América, de modo especial en
Francia, Italia, Venezuela y Estados Unidos.
El interés plástico de su pintura se centra en el
valor dado a la composición de las figuras, a las
texturas y al color. En un principio se sirve de la
mancha espesa para definir la forma, después éstas se
licuan y se enfrían sus gamas cromáticas en grises,
blancos y ocres, se potencia un trazo gestual
vehemente, en la misma progresión temperamental del
autor hacia el existencialismo. Utilizó procedimientos
técnicos personales; además del óleo empleó el
gouache y tintas, estampó magníficas litografías, de
apariencia pictórica y trazo expresionista.
Martín-Caro alcanzó el Premio del Ayuntamiento de
Madrid (1955), el Ciudad de Pamplona (1962) y el
Maestre de Pintura de Italia (1960). Su obra se
conserva en importantes museos y colecciones nacionales
y extranjeras.